¿A quién vas a votar?

Nuevamente se repite este escenario donde nos encontramos con las calles repletas de carteles con propaganda de partidos políticos, los medios de comunicación hablando gran parte del tiempo sobre las elecciones, publicidades a toda hora por todos los medios, discursos, debates de los candidatos amoldados a lo que la población desea escuchar, encuestas tratando de escarbar en la opinión de la gente: una gran movida organizada en torno a una farsa que nos obliga a elegir quién nos va a gobernar, le dicen democracia con un orgullo descarado.

¿A quién vas a votar? Preguntan tanto reporteros en las calles o algún que otro conocido, como si elegir a quienes nos mantienen limitados fuera ser libres o la única opción posible para cambiar nuestra realidad. Mucha gente va a votar por obligación y tiran su voto al que más o menos les parece, otros eligen votar en blanco o nulo, pero siempre estamos condicionados a lo que los medios de comunicación nos muestran de los políticos y que la única manera de cambiar las cosas es cambiar de gobierno. Así nos tienen caminando en círculo desde hace tiempo, pero la realidad está a la vista cuando encontramos esos postes llenos de propaganda costeando calles llenas de baches o inundadas, carteles groseramente colgados en barrios de casas precarias, una gran cantidad de dinero a disposición de sus campañas mientras sufrimos cortes de luz y agua y debemos resignarnos a vivir lo más ajustados posible para hacer rendir el sueldo (si es que lo tenemos)…las escuelas y hospitales siguen como siempre, nos dicen que hay crisis que está difícil la situación, pero los políticos siguen aumentando sus ganancias al mismo tiempo que crece la precarización laboral.

Mientras están en campaña prometen y hablan de mejoras , una vez en el puesto esa capacidad de inventar promesas se vuelca a inventar excusas y culpar a otros, asumen prometiendo solucionar los problemas que ellos mismos crean, como por ejemplo parar la inflación, que fue para eso que pedían un préstamo al FMI, sin embargo los precios siguieron subiendo y las deudas se acumulan. Cambio el gobierno y las mismas políticas continuaron, asumieron diciendo que iban a ocuparse de los más desfavorecidos, y en plena pandemia resultaron ser más represores que sus supuestos opositores, nos pedían paciencia y nos hablaban de crisis, pero llegando los tiempos de elecciones apareció como una avalancha la campaña electoral,  las mismas palabras de siempre libertad, unión, cambio, patria, etc. Y, como era de esperar, continuaron con la corrupción, los acomodos en puestos políticos, negociados que benefician a empresarios mantenidos por el estado, entre tantas otras cosas que pasan frente a nuestros ojos. Es habitual escuchar el descontento y la desconfianza de la gente en nuestro ambiente laboral, familiar; incluso en las calles.  Si a los fanáticos que apoyan un partido político como si se tratara de un equipo de fútbol adicionamos los medios que fomentan la rivalidad, llega un punto donde la paciencia se agota y la situación se torna indefendible, es en ese momento donde aparecen personajes nuevos con más discursos y promesas de cambio, cosa ya practicadas en otras regiones y repetidas una y otra vez…lo que se mantiene fuera del debate es la posibilidad de vivir organizados sin gobiernos. Si nos tomáramos un momento para analizar la idea no nos parecería algo imposible, aunque desde niños nos imponen figuras de autoridad, nos van acostumbrando a tener jefes y nos inculcan que sin autoridad todo sería un caos peligroso, podemos pensar y analizar la cuestión, incluir en nuestras discusiones esa posibilidad de organizarse sin gobiernos ni privilegiados. Claramente a los que han acumulado poder y recursos no les va a gustar perder sus privilegios, pero son un porcentaje bajo de la población, que en una sociedad organizada de manera justa y en igualdad   no sufrirán el hambre ni la humillación que muchos deben soportar, solo dejarían lo que nunca llegarán a gastar ni usar, solo se tendrían que resignar a no tener ese poder de humillar y adueñarse de vidas ajenas.

Últimamente apareció un “nuevo político” con “ nuevas ideas” y por algún motivo habla de echar a todos los políticos y achicar el estado…quizás en la sociedad suena tentadora esa posibilidad y por eso  llama la atención su discurso, pero es evidente que cuando habla de libertad no se dirige a la clase trabajadora sino al sector que conserva poder y riquezas, no tiene sentido querer manejar el gobierno para destruirlo. Si queremos terminar con los políticos y con todos los problemas que nos generan debemos salirnos de sus reglas y luchar desde afuera, quitarles ese poder que les damos a través del voto de tomar decisiones por nosotros, y eso lo debemos realizar con organizaciones horizontales sin líderes ni jefes, no votando a supuestos genios salvadores ni pidiéndole por favor a los sindicalistas que nos han traicionado y hoy son parte del poder político a cambio de una porción de sus lujos. No repitamos la historia donde siempre perdemos, busquemos cambiar las cosas desde nuestro entorno, organizados con la gente que tenemos cerca y con un objetivo claro en común.

Pablo S.
Categoría: Análisis
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