Precarización histórica

Las condiciones laborales fueron empeorando en los últimos 40 años, donde las crisis azotaron generaciones. Hace unos meses atrás en la entrevista que teníamos con la gente de la radio en A La Deriva, comentaba cómo las condiciones de laburo para los jóvenes empeoraban, como ese camino de pauperización y precarización del mundo laboral era un recorrido que venía de años. 

Mi familia no fue la afortunada en que los abuelos tuviesen laburos con buenas condiciones laborales. Mi abuela toda su vida fue ama de casa (trabajo lamentablemente no remunerado), mi abuelo era el “sostén” económico, hasta que un día ya dejó de serlo en la familia y pasaron mis tíos a sostener el hogar, mi madre a los 13 años dejó el colegio y salió en búsqueda de trabajo para poder alimentar a la familia y a su madre. 

Mi madre consiguió sus primeros trabajos como vendedora, obvio que sin tener derechos laborales, fue panadera, canillita y un sinfín de oficios donde sufrió la decadencia que empezaba a tener una gran parte del pueblo. Muchos tuvieron la oportunidad de ser esa última generación que pudo acceder a un empleo digno y también a un hogar propio, pero esta historia no es el caso de ese sector, más bien del que siempre fue precarizado. 

Llega la crisis y para los 2000, yo teniendo dos años de vida, viviendo con mi abuela quien me cuidaba y criaba, mientras mi madre trabajaba diez horas por día en la panadería porque no se podía dar el lujo de buscar otro empleo.  Vivíamos en hogares de familia: mis primeros años fueron compartidos con muchas familias teniendo solo una pieza propia para las 3, obvio que había situaciones aún peores en aquellos años. Vinieron los  saqueos, el corralito, la desocupación y la hiperinflación y así la historia que conocemos. 

Desde chica tuve un sentimiento de rabia por la gente que tenía que comer de la basura, que no podía tener un colchón para dormir y que los niños no podían ser niños y que salir a laburar era su destino. Esa rabia con la cual mi mamá me crio diciendo “la única solución es que estudies y consigas un buen trabajo porque ningún político te regala nada ni mucho menos te toca la puerta, todos los políticos roban”, fue ella quien sembró en mí los primeros pensamientos de crítica a este sistema. 

Retomando las primeras líneas, aquel día donde dije que venimos de una decadencia en las últimas tres generaciones, hacía un análisis más global y menos personal sobre las condiciones laborales. En este número del Organización Obrera, me gustaría que empecemos no sólo a analizar y repensar los jóvenes sobre las condiciones laborales que fuimos perdiendo y que somos una generación que ya no puede pensar en ahorrar para una casa sino en soñar tener un trabajo en blanco, bien pago y que sea con un contrato de más de un mes. 

Pero ahora me atrevo a analizar y pensar cómo es que esta juventud, que nació con abuelxs y progenitores sin buenos laburos, viviendo con el mango del día, laburos en negro, como somos hoy una juventud que se anima a  alzar la voz y querer pelear por mejores condiciones de vida, que no queremos vivir toda la vida con laburos en negro, que nos asqueamos de los políticos chupasangre que lucran con nuestras vidas y un sistema perverso que ya demuestra que nada tuvo ni nada tiene de “beneficioso”, siendo muchos los primerxs en que terminamos en estudiar una carrera o vemos a nuestros padres recibirse, como muchos los que nacimos viendo la pobreza pero que ya estamos asqueados y queremos transformar nuestra condiciones laborales y por supuesto cambiar toda la miseria que nos rodea. 

Mangi
Categoría: Análisis
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