Precuela

Los trajines de lo cotidiano son los que suelen ayudarme a pensar. Tal vez te pasa. Mientras planificaba unas clases en casa, escuché en la radio que el INDEC había establecido que para noviembre el salario mínimo llegará a $57.900. Me detuve porque pensé que había escuchado mal, pero no. Efectivamente, empresarios, funcionarios y “gremialistas” se reunieron a decidir cuánto es nuestro salario mínimo. El aumento de este, que hoy se encuentra en $47.850, será escalonado en tres veces: $51.200 en septiembre; $54.550 en octubre y finalmente $57.900 en noviembre. No sé si a esta gente hay que regalarle una calculadora, porque queda más que evidencia que les importamos tres quinotos. Son cálculos de vida básicos. Si te pregunto “¿Cuánto pagas de alquiler?” seguramente este número ya te cubre gran parte del mismo o su totalidad. No sé, parece que el salario mínimo se lo inventan en algún juego interno que tienen y todavía no nos enteramos.

Durante junio de 2022, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) y de la canasta básica total (CBT) con respecto a mayo de 2022 fue de 4,6%, por lo que una familia compuesta por dos adultos y dos niños necesitó $104.217 para no ser pobre y $46.525 para no ser considerada indigente, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Al 19 de agosto de 2022, el valor de 1 (una) Canasta Básica Total tipo 2, según INDEC, es de $111.298.

Según el último acuerdo de la burocracia, el piso del mínimo nacional para las y los docentes fue de $55.000 desde el 1 de junio; $60.000 a partir del 1 de julio; $64.000 en septiembre para llegar a los $68.400 en diciembre, lo que implica un aumento del 60,8%, según se detalló en un comunicado desde la cartera de Educación. Se estima que la inflación anual a esta altura del año es del 71%. Es decir que tenemos un porcentaje mucho menor y en cuotas. Si, es tristísimo. Y si una persona como yo, que se llevó matemática toda la vida, puede cerrar este cálculo, me la juego a que ellos entienden bien los acuerdos que cierran.

Hoy, trabajando tres cargos en diferentes espacios como docente apenas llego a cubrir la línea de pobreza. Según la grilla salarial de Ademys, el cargo de directivx apenas supera la misma. Hago 32hs en cargos regulados por el Estado y 5hs más en espacios de trabajo informal. Sumamos casi un total de 36 hs sin contar las infinitas mañanas y tardes de planificación, coordinación y acompañamiento a cada estudiante que tiene un proceso personal de aprendizaje que casi nunca se puede respetarse por toda la carga mental antes mencionada ¿Cuántxs docentxs pueden acompañar correctamente el proceso de aprendizaje? Y las situaciones personales de cada estudiante que intervienen ¿Como hacemos? Lo social siempre nos atraviesa, eso no se cuenta, sólo suma frustración al oficio.

Me llena de bronca dos cosas. Primero, que los estrenguistas se dan el tupé de establecer nuestro sueldo cuando somos nosotrxs quienes sabemos cuánto necesitamos para llegar a fin de mes. Segundo, que nos hayan hecho creer que esto es natural, que el sindicalismo es esto y que tenemos que bancarnos todo como está. Creemos que tenemos que trabajar muchísimas horas corriendo tras el salario. Una película de nunca acabar, trabada en la misma escena por décadas. No, no es normal lo que pasa, no está bien, está mal. Nos merecemos una vida para vivirla. Rompamos el individualismo. Compa, no estás solx, salgamos de esta de una vez. 

Sol Agüero
Categoría: Análisis
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