Suba de alimentos
Suba de alquileres
Suba del transporte
Sube la canasta básica
Suba del dólar…
Bajan los salarios
Baja nuestra calidad de vida
Bajan los puestos laborales
Paritarias por la baja
Bajan los derechos…
¿Y la organización de los trabajadores?
Ya no se aguanta más, es insoportable, es insostenible. No me alcanza para nada, no llego a fin de mes, me sube el alquiler y los alimentos. Es ésto o comer. Me quedé sin laburo hace unos meses, la pandemia me arruinó, no consigo nada …así una y otra vez las voces se repiten por todos lados.
La impotencia se siente cada vez más, los trabajadores no estamos llegando a sobrevivir porque vivir ya se convirtió en un lujo. El que tiene laburo dice por suerte, el que no, se enoja con el pobre que hace piquetes, y así una rosca eterna donde se odian entre los pobres. Mientras que los que acuerdan nuestra pobreza cobran entre cinco y siete salarios básicos por mes [1].
Los políticos nos mandan a comer dos veces al día, diciendo que una persona puede vivir con dos comidas, mientras ellos no solo comen de nuestro trabajo sino que pueden darse la gran vida teniendo salarios equivalentes a 700.000 [2] o más, mientras que un joven tiene un laburo de medio tiempo donde cobra tan solo 27.000 al mes o un jubilado con una mínima de 37.500 [3]. Así podríamos detallar uno tras otro los salarios de hambre que acuerdan las castas políticas con “los representantes gremiales”. En este momento ¿Quién nos representa?, si nuestros salarios están cada vez peor, como también nuestra vida.
Estos últimos meses de caos económico, todos sentimos que nuestros salarios se vieron totalmente devaluados por la corrida bancaria. Y ésto no es una mera sensación, es una realidad palpable.. Hay sectores que nos hablan de aumento, pero ¿cuál es el aumento? 4.000 o 5.000 pesos más en nuestros bolsillos. ¿Y qué hacemos con eso? Porque los precios son reales, no los inventamos los trabajadores.
En cualquier compra gastás 1000 (equivalente a 3 productos básicos para un día en una familia de cuatro integrantes). Nos dan un aumento para ir a comprar 10 productos básicos, yendo mercado por mercado para buscar los precios más baratos.
A esto se nos suma el gran aumento en el transporte. Gran parte de estos “aumentos” vergonzosos del salario van a ir a parar a la SUBE. Claramente esto los empresarios, jefes y los representantes de todas las instituciones no lo saben. No saben lo que es que duelan las panzas por el hambre, que una familia tenga que elegir a fin de mes si comer un guiso con alitas o cargar la sube, porque sí, estamos hablando de sobrevivir. Claro está: nos mandan a trabajar. Lo que no saben estos señores que es que las filas para buscar laburo son largas, y los contratos son de 3 o 6 meses, si es que no son de sólo días, y nuevamente te ves con las patitas afuera del laburo. o saben que muchos tenemos entre 2 o 3 trabajos para sobrevivir, mientras tenemos una inmensa mayoría que está desocupada.
Los trabajadores nos damos cuenta que la salida no es con ellos, los que nos engañan y ponen en nuestras espaldas el peso de la miseria; esta bronca que cada vez es mayor tiene que ser encauzada en el camino que nos lleve a una salida propia, desde la cabeza y manos de los trabajadores, organizándonos sin direcciones que nos mientan en la cara, direcciones que negocian la pobreza y organizan el hambre. Es por eso que la salida es entre nosotros mismos, aquellos que nos levantamos de noche y que volvemos a nuestras casas cuando el sol se acuesta, entre los que salimos a ver cómo sobrevivir. Nuestro enemigo no es el de al lado, es el de arriba que con estufa y panza llena nos regala la miseria en forma de dádivas, migajas de un gran banquete que nos es arrebatado.
Los trabajadores nada hemos conseguido sin lucha y organización propia, es por eso que ahora más que nunca nosotros tenemos que volver a retomar nuestras calles, aquellas que nos han visto una y otra vez defender el pan y el trabajo.