El ajustazo peronista y la marcha contra nadie de la burocracia sindical

El pasado 17 de agosto, la burocracia de la CGT y otras organizaciones realizaron una marcha en aparente reclamo por la difícil situación que atraviesa la clase trabajadora. Respecto a los destinatarios del reclamo y considerados causantes de esa situación, no fue del todo clara, y pareció ser más bien una marcha dirigida contra las fuerzas fantasmales que aquejan al país sin ninguna intención de hacer referencia al feroz proceso de ajuste encarado por el gobierno peronista. Se trató de la primera movilización convocada por la CGT en el gobierno de los Fernández, un intento de aparentar que se hace algo cuando en verdad nada se está haciendo, porque forman parte de las políticas de ajuste y son sus cómplices.

El lamentable espectáculo de la marcha contra nadie convocada por la CGT, es la muestra de un proceso de ajuste y deterioro de las condiciones de vida de las personas que viven de su trabajo, encarado por un gobierno peronista. Estamos más que acostumbrados a ver a la burocracia de la CGT claudicar frente a la patronal y los diferentes gobiernos, pero cuando el ajuste tiene marca peronista, la claudicación de nuestros derechos tiene el agregado de la invisibilidad de los responsables y la confusión generalizada.

Detrás de las aparentes internas dentro del gobierno y las movilizaciones hacia la nada se encuentra la verdad. La verdad de que el actual gobierno y los diferentes sectores que lo integran son desde el momento mismo de su asunción el brazo ejecutor de las políticas de ajuste del FMI. En el mismo discurso de asunción de Alberto Fernández en diciembre de 2019, anunció en medio de los aplausos que no iba a presentar ley de presupuesto para el año 2020 hasta tanto no comiencen las negociaciones con el FMI. Renglón seguido vino la suspensión de la movilidad jubilatoria y la decisión de dar aumentos “a ojo” por decreto, los cuales fueron inferiores a lo que les hubiera correspondido si se hubiera aplicado la fórmula de movilidad, permitiendo al gobierno financiar el gasto público durante la pandemia a costa de la necesidad de jubilados y jubiladas. El año 2021 trajo consigo la aprobación de una nueva fórmula de movilidad jubilatoria a la baja, continuando la línea histórica del ajuste permanente a jubilados y jubiladas.

Todas estas circunstancias evidencian que, desde un comienzo, el actual gobierno llevaría adelante las clásicas medidas del FMI de ajustar sobre los que menos tienen, siendo ese organismo el que asumiría el control directo de la política económica en el país. Como la recordada Ley de Déficit Cero, acordada por el gobierno de Fernando de la Rúa con el FMI en el año 2001, la reducción del gasto público para aminorar así el déficit fiscal forma parte de las medidas de pauperización de la clase trabajadora. Llegan así la quita de los subsidios a los servicios públicos, la revisión de los planes sociales, la no contratación de personal en la administración pública, la disminución de las políticas sociales en general, etc. Medidas todas que afectan directa o indirectamente al bolsillo de los sectores más vulnerables.

Estas medidas se dan en un contexto inflacionario y de pérdida del poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones impresionante, afectando la calidad de vida de los que menos tienen y sumergiéndolos cada vez más en la pobreza. A esto se suman las históricas condiciones de precarización laboral que se vienen arrastrando durante décadas desde la última dictadura cívico-militar genocida. Es decir, la tercerización laboral y el trabajo no registrado en todas sus variantes, que son la puerta de entrada para la pérdida de la mayor parte de los derechos laborales y el empeoramiento de las condiciones de trabajo.

Salarios y jubilaciones de hambre, precarización laboral y desempleo, son el muestrario de una crisis que recae sobre la clase trabajadora y de un ajuste que sigue apuntando hacia ella. En medio de todo eso, la burocracia sindical peronista aparenta ahora movilizarse pero mirando para otro lado y hacia la nada misma. Porque cuando el ajuste lo hace un gobierno peronista, parece que nadie lo está haciendo y los enemigos se vuelven un tanto fantasmagóricos como las consignas de una marcha de verdaderos cazafantasmas.

Leo
Categoría: Gremiales
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