En los medios públicos, específicamente en Radio Nacional, nos encontramos en momentos de una
decadencia en varios niveles. Las condiciones de trabajo han empeorado durante el año transcurrido
con los mas de 400 despidos y los “retiros voluntarios” que en estos momentos se encuentra en su
segunda versión (dejando mención aparte el cierre definitivo de la agencia Télam). La falta de personal
en varias áreas y el mal manejo del mismo hacen que se trabaje al limite y sobrepasando la capacidad
de las personas. Por esto, se cierran turnos o servicios (informativo) en algunos días y horarios
unilateralmente. Además, de una desidia en lo edilicio y en elementos de trabajo que también terminan
siendo obstáculos para desempeñar nuestras tareas, donde hay equipos y software que no encuentran
su actualización provocando interrupciones en la transmisión (sumando falta de agua o insumos de
higiene) o el levantar la programación por todo esto. Una de las últimas dificultades fue el corte masivo
que se vivió en la primera semana de marzo donde no había un generador suficiente para mantener la
transmisión de la AM aunque sea, obligando a estar fuera del aire a las 3 emisoras de FM y a la de onda
corta (RAE). Así como es obligación comentar que en las otras emisoras del resto de la Región
Argentina también cuentan con problemas edilicios y técnicos, como la falta de personal por despidos,
jubilaciones, retiros o la no contratación de nuevos profesionales para garantizar el aire con su
respectivo servicio a la población local.
Desde agosto del 2024 que no se abren nuevas paritarias, y la última alcanzó el vergonzoso número del
3%, con un año de expoliación del salario por retrasar las negociaciones, cuando no son más que
decisiones unilaterales de la empresa. A esto se le suma la paga atrasada del “ítem Ropa” en el mes de
enero (sin actualización) cuando debería haber sido abonado en el mes de octubre.
Mientras tanto, desde el gobierno contratan a personal a discreción, cuando se dice para el afuera que
no se van a contratar a más personas o el famoso mantra del “no hay plata”. De esta manera ni siquiera
se cumplen los reglamentos de los convenios colectivos de trabajo o normativas de regulación laboral en
general, dando lugar a un accionar de facto, poniendo a trabajadoras y trabajadores a merced del deseo
de los funcionarios. Como ejemplo, se puede comentar el cierre del “Jardín Piluso”, que en febrero
hubiera cumplido 40 años. Creado por iniciativa de los mismos trabajadores de la Televisión Pública, y
luego por convenio, también utilizado por trabajadores de la Radio Pública, fue cerrado definitivamente
en el mes de enero sin contemplación alguna, demostrando el desprecio a todo lo que signifique un
mínimo derecho y organización de los trabajadores. Y a esto se le puede agregar, el despido de Natalia
Maderna, locutora y periodista con 17 años en la emisora de Buenos Aires, a modo de un despido
“ejemplificador” por el sólo hecho de no pensar como el gobierno en funciones hace. Sin ninguna razón
laboral.
Así llegamos a un año con un cúmulo de agotamiento y desesperación que tuvo todos los ingredientes
para ser un desastre mayor, como la persecución por redes sociales y amenazas directas a compañeros
y compañeras en la misma puerta de la Radio, en un gesto de patoterismo o actitudes mafiosas. Por eso
exponemos lo que ocurre en los medios públicos como algo vergonzoso y de total crueldad a sus
trabajadores, pero principalmente, a toda la población por querer dejar sin el servicio de la información y
la cultura a un país entero como también a medios y colegas del extrajero.
Por todo esto, invitamos a mantenerse alerta junto a nosotros, los y las trabajadoras de los medios
públicos, por un nuevo atentado a la clase trabajadora en todas sus dimensiones. Lo público no es un
trofeo o juguete de los poderes estatales y mucho menos, una mercancía para el sector privado, sino un
derecho que es y debe, ser ejercido por cada integrante del colectivo que significa el pueblo trabajador.

