La mesa chica de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera) convocó a un paro nacional docente para el 22 de junio en rechazo a la represión en Jujuy, al norte de Argentina, y a lo que consideraron “grave situación que vive la docencia y el pueblo jujeño”.
A lo largo del mes de junio la docencia de la provincia de Jujuy realizó diferentes paros exigiendo aumento salarial. La provincia registra uno de los sueldos docentes más bajos de la región Argentina. Según datos del propio Ministerio de Educación de la Nación estamos hablando de un salario inicial de $87.074 al mes.
Este dato lamentablemente no sorprende ya que sabemos que los salarios docentes siempre se encuentran a la baja en toda la región. Una chicana que hemos escuchado hasta el cansancio, incluso llegamos a sufrirlo de la boca de la ex presidenta Cristina Kichner, es que nuestro trabajo consiste en sólo cuatro horas. El trabajo docente no se termina sólo al cumplir horario de clases. Nos encargamos de organizar y planificar, generar material didáctico, imprimir ese material (gasto de nuestro bolsillo) y sin contar la cantidad de situaciones sociales que no podemos ignorar en nuestra aula. Trabajamos con personas y no podemos avanzar en contenidos si lxs niñxs sufren hambre o alguna otra vulneración a la que debemos atender. Todo eso no se considera, se pasa por alto como si nuestro trabajo no considerara contemplar todos estos puntos.
Las medidas de fuerza son impulsadas por la Asociación de Educadores Provinciales (ADEP), que agrupa a los docentes de nivel inicial y primario, y el Cedems, con un acatamiento del 90 a 95% en toda la provincia, según fuentes del sector. Esta medida comenzó la semana del 5 de junio con marchas masivas en las principales ciudades de la provincia, ollas populares, cacerolazos y permanencia al costado de las rutas.
Frente a este panorama, el gobierno jujeño formuló una propuesta que incluye un salario inicial de $179.000; la reestructuración de la base de cálculo del premio por asistencia; el aumento del adicional no remunerativo bonificable; el otorgamiento de un suplemento no remunerativo no bonificable de $4.000 a docentes de hasta 5 años de antigüedad; y descartar el descuento de los días de paro. Situación poco creíble ya que mientras se realizaba la masiva marcha de las antorchas el gobernador en complicidad con varios sectores políticos firmó una reforma constitucional que prohibía la movilización popular. El mismo juego del poder de siempre, las leyes son solo una ilusión socialdemócrata que se diluye rápidamente.
El gobernador logró entonces una nueva Constitución y paritarias a la baja. Esto culminó con una salvaje represión en cercanías de Purmamarca. No hay números exactos de las personas detenidas en las comisarías en ese momento. El sábado, la infantería provincial arremetió tres veces contra varios focos de protesta en el cruce de las rutas 9 y 52. Alrededor de las 6 de la mañana, tras una madrugada bajo cero en cercanías de Purmamarca, las balas de goma y los gases lacrimógenos intentaron dispersar los piquetes de educadores y representantes indígenas. Cerca de las 4 de la tarde, un nuevo empuje de los uniformados cargó contra lxs manifestantes pero tampoco logró su cometido. Con la caída del sol, las detonaciones y nubes de humo se arremolinaron sin distinguir hombres, mujeres y menores de edad.
Las protestas contra la reforma parcial al texto constitucional jujeño se dan a la par de movilizaciones de docentes por mejoras salariales y de comunidades indígenas que protegen sus territorios frente a la extracción de litio. Luego de la feroz represión, los movilizados han comenzado a exigir la renuncia de Morales, su Gabinete y los legisladores que aprobaron las modificaciones constitucionales.
Por todo esto ATE y CTERA convocaron a un paro nacional el jueves 22 de junio.
¡Basta de salarios de hambre!
¡Viva la huelga general!