Genocidios ocultos: La guerra por el agua

“Este personaje salió de mi vida en el campamento, un niño típico de aquellos días; descalzo, indigente y privado. 
Creé este personaje para que nunca olvidara de dónde vengo” 
Naji al-Ali [1].

Si entrecerramos nuestros ojos podemos llegar a vislumbrar un hilo conductor en el presente vertiginoso que vivimos. Números anteriores del periódico Organización Obrera han dado cuenta que la problemática socioambiental es algo más que reclamos de un grupo de personas líricas que demandan territorios sanos frente a problemáticas “más urgentes” o “que le corresponden a la clase obrera” (números enero/febrero, mayo/junio 2022, por citar algunos). Aquello que sucede con las comunidades indígenas del Abya Yala [2] no es un hecho aislado: la guerra por el recurso hídrico es silenciosa pero altamente efectiva; no sólo en el desplazamiento de comunidades sino también en la falta de discusión sobre nuevos modos de producción que no sean aniquilatorios para los seres que habitan este cuerpo celeste que llamamos tierra. 

Así, las fronteras geopolíticas se desdibujan frente a modelos extractivistas que buscan aumentar su producción, enmascarar los productos que venden (green washing [3]) o realizar operaciones de explotación de bienes comunes en territorios donde la legislación, las necesidades o ignorancia de la política vernácula dan vía libre y abultan sus ya colmados bolsillos. Desde los ingenios azucareros como Ledesma, pasando por las megamineras, los terratenientes que impulsan el monocultivo hasta fábricas asesinas como Porta (Córdoba, Argentina) el “problema por el ambiente” trasciende no sólo líneas interprovinciales: es un debate fundamental donde la clase obrera debe ser partícipe si existe ese deseo o ansia por la transformación.

Pero este viaje no se inicia en el Abya Yala sino en Medio Oriente. Ese lugar que miramos a veces con cierta curiosidad y que lo pensamos remoto e incomprensible tiene problemáticas en común con quienes habitamos las pampas. 

Mekorot: Asesinatos hídricos en Cisjordania 

Mekorot (en hebreo: מקורות) es la compañía nacional de agua de Israel. Fue fundada en 1937. Provee el 80% del agua potable de Israel. Cabe preguntarnos ¿A quién/es la provee? Las autoridades palestinas han denunciado que la empresa realiza no sólo cortes selectivos del agua, sino que su provisión es infinitamente menor hacia los palestinos que a los israelitas. Ejemplo de ello es que el consumo de agua de los palestinos en Cisjordania es de entre 20 y 73 litros por persona al día, por debajo de los 100 litros recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Mekorot es la única empresa proveedora de agua en la región, dato que muestra la importancia del análisis del agua como factor geopolítico que no sólo genera conflictos bélicos regionales sino también marca los nuevos apartheids del siglo XXI (Méndez & Montañez, 2018). 

Los colonos israelíes que habitan en Cisjordania [4] usan seis veces más agua que los 2.6 millones de palestinos que viven ahí, hecho que evidencia de modo claro la apropiación de los recursos hídricos, su explotación ilegal y la necesidad por parte de las autoridades palestinas de “comprarle” agua a Mekorot para la supervivencia (Pérez, 2014). 

Según Amnistía International, el legado de 50 años de ocupación israelí ha dejado en los territorios habitados por familias palestinas ha sido colonialista, violatorio e intencionado debido a que la ausencia de agua segura provoca desplazamientos forzados de los grupos sociales dedicados a las prácticas de agricultura. Ejemplo de ello es la orden militar número 158 del gobierno israelí (1967) que refería la imposibilidad de la población palestina en la construcción de abastecimientos de agua que no contaran con el permiso de Israel. Sería redundante aclarar que la obtención de dicho permiso es imposible. 

«La población palestina que vive bajo la ocupación militar israelí ha seguido sufriendo hasta nuestros días las devastadoras consecuencias de esta orden. No puede perforar nuevos pozos, instalar bombas ni ahondar pozos ya existentes, y además se le niega el acceso al río Jordán y a los manantiales de agua dulce. Israel controla incluso la acumulación de agua de lluvia en la mayor parte de Cisjordania, y es frecuente que el ejército israelí destruya las cisternas que para este fin poseen las comunidades palestinas. En consecuencia, unas 180 comunidades palestinas en zonas rurales de la Cisjordania ocupada no tienen acceso alguno a agua corriente, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCAH). Incluso en ciudades y pueblos conectados a la red de suministro de agua, a menudo las cañerías están secas» (Amnistía International, 2017).

El control del recurso hídrico por parte de Israel es absolutamente arbitrario. Ejemplo de ello fue el corte realizado en 2016 al comienzo del Ramadán [5] en unas 30 aldeas de Jenin y Nablus. Cortar el agua durante ese mes es sumamente violento ya que es un espacio para el encuentro familiar (Iftar [6]) donde les integrantes comparten los alimentos y esperan el Sahur para acostarse. Cabe destacar que las temperaturas rondan los 50 grados centígrados durante la temporada, hecho que hace imposible la subsistencia de todos los seres que habitan el territorio sin provisión de agua. 

Los pozos donde opera Mekorot (42 en Cisjordania) antes dependían de las aldeas estando en manos de las comunidades. 

«El proyecto de Israel es desde el año 47 un proyecto colonialista, así se funda ese Estado, que fue una catástrofe para la sociedad palestina, cuando alrededor de 700.000 palestinxs fueron desplazados. Este proyecto colonial no termina hasta el día de hoy, sigue expandiéndose a pasos agigantados mediante apropiación de tierras y recursos. Es una ocupación que implementa el apartheid» (Verónica Raffaelli, 2022).

La situación es especialmente crítica en los campos de refugiados donde la ausencia de agua puede durar días imposibilitando a las personas no sólo a higienizarse sino también a realizar tareas básicas necesarias para la supervivencia (Lucha por el agua en Palestina | EL PAÍS (elpais.com)). El agua utilizada por lxs palestinxs no es segura: tiene altos niveles de nitrato y cloruro causando daños a la salud (Nassar, 2014). 

«Gaza ha sufrido durante mucho tiempo graves problemas de agua, con su acuífero contaminado por aguas residuales, productos químicos y agua de mar y las tres plantas de desalinización del territorio no pueden satisfacer la demanda. Para beber, la mayoría de los ciudadanos dependen del agua importada, embotellada» (UNCTAD, 2014: 6).

Seguramente, curiosx lectorx, a esta altura se esté preguntando ¿Qué tienen que ver lxs trabajadorxs de la pampa húmeda con la falta de agua en Cisjordania?  La respuesta es simple: luego de la gira internacional de Wado de Pedro (Ministro del Interior) las provincias de Mendoza y San Juan firmaron un convenio estatal con Mekorot para el manejo del agua. Algo se pudre en Dinamarca y no tiene que ver con Hamlet. 

Durante el mes de mayo (2022), en una reunión donde participaron la directora de Programas del CFI, Teresa Oyhamburu; el embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela; el vicejefe de la misión de la Embajada de Israel en Argentina, Adam Levene; el cónsul honorario de Mendoza, Andrés Ostropolsky; el coordinador de Proyectos Especiales Internacionales de Mekorot, Diego Berger; el director de Negocios Internacionales en Mekorot, Barak Graber; y el presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí, Mario Montoto; de Pedro expresó: “El futuro está ligado a una gestión responsable e inteligente de los recursos naturales, y el más esencial es el agua (…) este tipo de acuerdos es que sean las bases para ir provincia por provincia, generando la conciencia de que la gestión del agua se debe transformar en una política de Estado”. 

Mekorot se frota las manos. 

«Con el cambio climático se puede observar que cada vez tenemos más períodos de sequía, junto con períodos de lluvias que producen inundaciones. Argentina presenta una geografía tan grande que tenemos dos tercios de territorio árido, pero muchas regiones poseen potencial productivo, en tanto otras presentan exceso de agua» (De Pedro, 2022).

Para el ministro del interior una solución al cambio climático es vender los recursos acuíferos a empresas privadas con presentes oscuros. Cabe notar que personajes como Malena Galmarini (titular de Aysa) piensan en el agua como un “subproducto primario, y empieza a valorizarse como una commodity. Tenemos la responsabilidad de transportar este recurso de una franja a otra de la Argentina para que todos y todas tengan acceso al agua, y también poder llevarla a otros países del Cono Sur”. 

A partir de la unificación y el control del consumo doméstico e industrial del agua se fijen “prioridades”. Prioridades que serán establecidas por quiénes colocan las canillas de oro al igual que lo hacen en Cisjordania. 6 etapas iniciales de implementación fueron diseñadas para el acuerdo:

  1. Estudio del estado actual del sector y balance hídricos.
  2. Potencial y proyecciones de los recursos hídricos (agua subterránea y agua superficial) 2030-2050.
  3. Proyecciones de la demanda de agua 2030-2050.
  4. Conceptos y normativas de la economía del agua.
  5. Balance de agua y sistemas alternativos de suministro de agua.
  6. Análisis económico del esquema de suministro de agua aprobado.

El secretario general del Consejo Federal de Inversiones (CFI), Ignacio Lamothe , a propósito del acuerdo mencionó: “La explotación más importante de Israel es la utilización de las cabezas para ver cómo ocupar el recurso hídrico, y esto es lo que queremos transmitir”. No es necesario ser unx académicx avezado en el análisis de contenido para comprender lo que está detrás del acuerdo que “salvará” a la Argentina del “cambio climático”. 

¿Seremos capaces de organizarnos para dar pelea a estas empresas que de la mano de sus promesas viene un colonialismo extractivista o nos pasará como a Handala y quedaremos empequeñecidxs, sedientxs y sin tierra para cultivar?

Mirar a Medio Oriente es mirarnos a nuestros propios ojos: después de todo la configuración de los territorios no ha sido dispuesta por quiénes los habitamos. 

Llamar a la organización obrera también significa llamar a un buen vivir para nosotrxs y otrxs. Sin agua, sin aire, sin tierra, sin fuego no hay existencia posible.  Organizarse es, entonces, tener la habilidad de preparar el terreno para volver a sembrar. Sembrar valores de hospitalidad (Vilca, 2020) para avizorar nuevos horizontes del habitar.

Bibliografía

Informe sobre la asistencia de la UNCTAD al pueblo palestino: Evolución de la economía del Territorio Palestino Ocupado (2017). TD/B/64/4. Ginebra: Naciones Unidas. Recuperado de: https://unctad.org/meetings/es/SessionalDocuments/tdb64d4_es.pdf

Méndez, M. A., & Montañez, J. R. (2018). Conflicto palestino-israelí a la luz de la hidropolítica y la trasgresión del derecho al agua. Estudios Internacionales, 50(190), 107-124. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6547914

Nassar, W.(2014). La crisis del agua en Gaza empeora. Cadena Al-Jazeera. Recuperado de:  https://www.aljazeera.com/indepth/inpictures/2014/03/pictures-gaza-water-crisis-wors-201432673053211982.html

Pérez, I. (2014). El apartheid del agua en Palestina (eldiario.es)

Vilca, Mario (2020). Pachacuti o el “boltearse la tierra”. Antiguos modos de habitar el mundo. Instituto R. Kusch. Universidad Nacional de Jujuy.

[1] Naji al Ali nació en el pueblo de al-Shajara, en Galilea, en 1937. En 1948, tras la declaración del Estado de Israel, se vio obligado a exiliarse junto a su familia en Líbano, en el campamento de refugiados de Ain al-Helwa. El personaje que retrata la nota, Handala, es un niñx palestino de diez años que no crece. Naji explicó que el niño de diez años tenía su edad cuando se vio obligado a abandonar Palestina y que no crecerá hasta que pueda regresar a su tierra natal. El 22 de enero de 1987, Naji al-Ali se dirigía a la sede del periódico al-Qabas en Londres cuando recibió un disparo a las afueras de su oficina. Fue llevado al hospital y permaneció en coma hasta que murió ese mismo año, el 29 de agosto. Fuente: In Memoriam: Naji al-Ali, uno de los grandes dibujantes palestinos, asesinado hace 32 años (palestinalibre.org)
[2] Etimológicamente la palabra Abya Yala proviene de dos palabras: “Abe” que significa sangre y “Yala” que significa espacio, territorio. Por lo que significaría tierra de sangre. Sin embargo, tiene otras acepciones como: tierra en plena madurez, tierra de sangre vital, tierra de vida, tierra noble que acoge a todos. También territorio salvado, preferido, querido, y como tierra en permanente juventud. Fuente: Alice Dictionary > Entradas (uc.pt)
[3] El greenwashing es una práctica de marketing verde destinada a crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica. Fuente: Greenwashing: definición y ejemplos (selectra.com)
[4] A principios del siglo XX, con el objetivo de expulsar al Imperio Otomano de Medio Oriente, los británicos apoyaron una rebelión árabe contra los turcos. En 1916, británicos y franceses se reparten, en secreto, el territorio de Oriente Medio. Al año siguiente, Inglaterra, con el objetivo de persuadir a los Estados Unidos de participar en la guerra, emiten la declaración Balfour. El documento promete facilitar el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío. Los palestinos ven en la presencia de los judíos una imposición del colonialismo británico.Tras el Holocausto, la ONU aprueba la partición de Palestina en dos estados, hecho que no es aceptado por Palestina. Las hostilidades surgen y, en mayo de 1948, el primer ministro David Ben Gurión declara la independencia del Estado de Israel. Horas después, siete naciones árabes le declaran la guerra a Israel saliendo victorioso éste último. El resultado es la ampliación de las fronteras de Israel y el desplazamiento de 700.000 palestinos. Fuente: ¿Cómo surge el conflicto entre Palestina e Israel? – UDEP Hoy
[5] Durante el mes sagrado del Ramadán, los musulmanes fortalecen su relación con Alá mediante el ayuno, las acciones desinteresadas y la oración.
[6] El iftar (árabe: إفطار), se refiere a la comida nocturna con la que se rompe el ayuno diario durante el mes islámico del Ramadán. Se realiza de manera comunitaria y tiene lugar después del maghrib (puesta de sol).
ursula
Categoría: Internacional
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