Créditos de imagen_ Uğur Gallenkuş, mayo 2019

El mapa no es el territorio*

A 10 años de la revolución de Rojava

Hay algo de romántico en las revoluciones vistas desde afuera… Lo vertiginoso de su inicio, el modo en que se catalizan los eventos y ese instante en el que todo pareciera ser posible. Sin embargo, estos síntomas que solemos manifestar vinculados al síndrome de la heroína o el héroe a veces hacen que la brújula se descalibre y nuestro timón no se afirme en la dirección de los conflictos bélicos: la imperiosa, urgente, necesidad de sobrevivir. Hito que nos hermana con el resto de las criaturas que cohabitan con nosotres. 

La editorial del número 92 de Organización Obrera mencionaba una emergencia de lo digital y su impacto en las condiciones de vida de la clase trabajadora. Hacía referencia a la implosión de los esquemas de trabajo tradicionales frente a la irrupción de nuevos modos de productividad ligados a la era tecnológica.

¿Cómo se enmarca la lucha de lxs kurdos en un contexto donde pareciera que coexisten nuevos y viejos modos de insurgencia? ¿Qué significa hablar de revolución en la actualidad?  ¿Rojava puede verdaderamente constituirse como una alternativa en un planeta agotado? Intentar responder a estas preguntas significa, por un lado, dejar por un momento de lado los personalismos para explorar un fenómeno que, a distancia, pareciera tener algunos puntos en común con los debates que se dan en nuestro contexto ¿Es así? 

Comenzar a contar significa retroceder al año 1949 donde en la ciudad de Ömerli (Kurdistán turco) nacía Abdullah Öcalan. Activista y escritor, en el año 1978 fundó el PKK (Partiya Karkerên Kurdistan o Partido de los Trabajadores de Kurdistán) junto con Kesire Yildirim, Hakki Karer, Kemal Pir y Mazlun Dogan. El objetivo era la liberación de las once provincias turcas del sudeste de Anatolia, y de la población kurda repartida en Turquía, Irán, Irak, Siria y algunas repúblicas soviéticas. El año 1984 encontró al PKK tomando las armas para lograr la independencia de la población kurda. Actualmente, Öcalan se encuentra privado de su libertad en la prisión de Imrali y poco se sabe de él

Es difícil resumir el pensamiento de Abdullah Öcalan, entre otras cuestiones porque, como todo modelo ideológico, ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Sin embargo, algunas de las ideas más resonantes son:

– Autonomía. “De la base a la cima”, promoviendo el autogobierno de las comunidades. 

– Liberación de las mujeres. El concepto de Jineolojî (Ciencia de la mujer) fue propuesto por Öcalan en su libro Sociología de la Libertad (2008) donde afirma que la libertad de las mujeres es un requisito fundamental para la libertad colectiva. 

“La historia de la pérdida de libertad es a la vez la historia de cómo la mujer perdió su posición y desapareció de la historia. Es la historia de cómo el macho dominante, con todos sus dioses y sirvientes, gobernantes y subordinados, su economía, ciencia y arte, consiguió el poder. La caída y la pérdida de la mujer son la caída y la pérdida de toda la sociedad y la resultante sociedad sexista. El hombre machista tiene tanto interés en establecer su dominio social sobre la mujer que convierte cualquier contacto con ella en un espectáculo de dominación. La magnitud de la esclavitud de la mujer y su ocultación intencionada está por lo tanto  íntimamente relacionada con el crecimiento del poder jerárquico y estatista dentro de la  sociedad. Cuanto más se acostumbra la mujer a la  esclavitud, se establecen jerarquías (de la  palabra griega ιεραρχιαo hierarkhia, “el gobierno del sumo sacerdote”) más marcado está el  camino hacia la esclavización de otras secciones de la sociedad” (Öcalan, 2013: 2-3)  [1]

En el 2014, en Rojava se promulgó una ley que promueve la igualdad entre hombres y mujeres: prohíbe la poligamia, la violencia y la discriminación contra la mujer, condena el matrimonio de menores de 18 años, otorga a las mujeres el derecho a votar, a ser candidatas de cargos públicos y formar parte de organizaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Prohíbe la dote, establece la distribución de la herencia y otorga la custodia de lxs hijxs a la mujer.

– Cooperativismo. “El confederalismo democrático frecuentemente enfrenta la oposición de otros grupos y facciones. Es flexible, multicultural, contrario a los monopolios y orientado al consenso. La protección del ambiente y el feminismo son sus pilares centrales. Esta clase de autogobierno requiere de un sistema económico alternativo, en el que los recursos de la comunidad sean mejorados en lugar de explotados, y atiendan las diversas necesidades de la sociedad” (Öcalan, 2012). La región de Kurdistán tiene, por geografía, recursos para considerar la autosuficiencia. El movimiento propone cooperativas comunales de agricultura con bajo impacto, autosuficientes y sustentables. 

Ejemplo de ello es Jinwar, aldea de mujeres fundada hace 4 años al norte de Siria. Allí las mujeres que han perdido a sus esposos o escapan de la violencia, encuentran un modo colectivo de vida. El pueblo está compuesto por alrededor de treinta casas que han sido construidas con materiales de bajo impacto ecológico (por ejemplo, barro y madera). La economía del pueblo se basa en la producción propia y el trabajo de las personas residentes (cereales, frutas, cría de animales). Si bien el pueblo recibe a las familias y varones, sólo las mujeres pueden ser residentes permanentes. Las decisiones se toman de manera asamblearia y el territorio no está cercado.   

Jinwar puede considerarse un caso aislado en lo referente a la materia socioambiental ya que acciones sostenidas que busquen la sustentabilidad son cuestiones pendientes para el movimiento. 

– Convivencia interreligiosa. El proyecto de confederalismo democrático como un paradigma social no-estatal. “La propagación de una democracia de base es elemental. Es el único acercamiento que puede ser tolerado por diversos grupos étnicos, religiones y diferencias de clase” (Öcalan, 2012: 33-34).

– Anticapitalismo, rescate de los saberes ancestrales del pueblo kurdo. “El Estado-Nación en su forma original apuntaba a la monopolización de todos los procesos sociales. Debía lucharse contra la diversidad y la pluralidad, un enfoque que llevó a la asimilación y al genocidio. No sólo explota las ideas y el potencial laboral de la sociedad y coloniza las cabezas de las personas en nombre del capitalismo, sino que también asimila todo tipo de culturas e ideas espirituales e intelectuales para preservar su propia existencia. Apunta a la creación de una cultura nacional única, una única identidad nacional y una única comunidad religiosa unificada. De esta manera también refuerza una ciudadanía homogénea” (Öcalan, 2012: 13).

– Antinacionalismo. “El Confederalismo Democrático en Kurdistán es también un movimiento antinacionalista. Apunta a la realización del derecho a la autodefensa de la gente a través del avance de la democracia en todo Kurdistán sin cuestionar las fronteras políticas existentes. Su meta no es la fundación de un Estado Nación kurdo. El movimiento tiene como intención establecer estructuras federales en Irán, Turquía, Siria e Irak que estén abiertas a todos los kurdos y al mismo tiempo formen una confederación paraguas para las cuatro partes de Kurdistán” (Öcalan, 2012: 34)  [2].

En el año 2012 se produce una revuelta organizada por el Partiya Yekîtiya Demokrat – PYD (Partido de la Unión Democrática) y diversos colectivos de base quiénes derrocan las estructuras políticas y militares del gobierno sirio en la región de Rojava. A partir de allí se establece un proyecto de autogobierno basado en el confederalismo democrático de Öcalan. El preámbulo de la  Constitución de las comunidades autónomas kurdas de Rojava refiere de este modo la nueva organización social: 

“Nosotros, el pueblo de las Comunidades Autónomas Democráticas de Afrin, Jazira y Kobane, una confederación de kurdos, árabes, Syrics, arameos, turcomanos, armenios y chechenos, libre y solemnemente declaramos y establecemos esta Carta”.

“En búsqueda de la libertad, la justicia, la dignidad y la democracia y conducido por los principios de la igualdad y la sostenibilidad ambiental, la Carta proclama un nuevo contrato social, basado en la convivencia y el entendimiento mutuo y la paz entre todos los hilos de la sociedad. Protege los derechos humanos y las libertades fundamentales, y reafirma el derecho de los pueblos a la libre determinación”.

Previo al 2012, las revueltas y otros hechos internacionales habían hecho posible que en el año 2005 la Constitución de Irak reconociera al Kurdistán iraquí  [3] como territorio autónomo. Sin embargo, la legitimidad internacional del llamado Gobierno Regional de Kurdistán es concebida como un actor “iraquí” y regional.  

Las duras condiciones de vida en el Kurdistán iraquí han forzado desplazamientos hacia Europa de familias y jóvenes. Esto se debe a la corrupción, falta de empleo y violencia  [4]

Lxs kurdos se convirtieron en aliadxs clave para EE. UU. durante el conflicto del país del norte con Siria. Las relaciones han perdurado a lo largo del tiempo principalmente por la provisión por parte de los Estados Unidos de armamento (maquinarias, equipos, municiones y entrenamiento) recursos indispensables para garantizar la sobrevida frente a los hostigamientos y bombardeos. La resistencia kurda se produce en territorio de características montañosas, con un esquema que podríamos describir como acción de células pero que no cuenta con defensa aérea, hecho que aumenta su vulnerabilidad frente a Turquía. 

Es difícil poner en práctica un modo de habitar el territorio que disrumpe con los corsés del neoliberalismo: es por ello que las víctimas son cotidianas, las alianzas impensadas reales y la paz una quimera.

Un comunicado reciente de Yekîneyên Parastina Gel – YPG (Comando General de las Unidades de Defensa del Pueblo) vinculado con el aniversario de la revolución de Rojava plantea los problemas de la resistencia kurda del siguiente modo: 

“A pesar de los desarrollos en los últimos diez años, todavía hay muchos problemas que deben resolverse en el futuro. Desde el comienzo de la revolución, nuestros logros han sido blanco del Estado de ocupación turco y de las fuerzas que no quieren la paz en la región. El pueblo, compuesto por árabes, kurdos, armenios, siríacos, asirios y turcomanos con muchas visiones diferentes del mundo, está oponiendo una resistencia única por la liberación de los territorios ocupados por el Estado turco y sus mercenarios, y está defendiendo resueltamente los logros y la democracia del sistema construido por la gente. Prometemos que definitivamente cumpliremos la promesa de victoria de la libertad que le hemos dado a la gente aquí y mantendremos la revolución de Rojava de forma permanente”.

Las preguntas más incómodas que orbitan cuando se analiza la Revolución de Rojava son ¿Cuánto estaríamos dispuestxs a resignar para cumplir con los objetivos revolucionarios? ¿Podrá Rojava convertirse en un faro (postal de un futuro no tan lejano) o será una interzona  [5]?

Pareciera que implementar otro modo de habitar el mundo fuese imposible sin alianzas con aquellas potencias que tienen una agenda clave y un papel central en su agotamiento y destrucción. Son tiempos donde las revoluciones son fenómenos vivos y un análisis situado pareciera no ser suficiente. Los puntos en común están a la vista: modos de poner en acción formas de vida más habitables, la potencia de la organización de base y comunitaria, el impacto de las actividades productivas en la salud socioambiental, la transversalización de las carencias que las mujeres e infancias viven de manera cotidiana alrededor del globo. 

Sostener la lucha armada también se convierte en un problema a largo plazo, no sólo por la obtención de armamento y el entrenamiento de lxs combatientes sino también por la huella que dejan a largo plazo los conflictos armados, así como la dificultad de construir modos de vida entre los escombros  [6]

Estos diez primeros años han dejado numerosas líneas de base para poner en práctica y reflexionar sobre qué significa organizarse, cuáles son los límites y cómo sostener esa organización a largo plazo frente a un destino incierto. 

Aquellos futuros posibles que comienzan a tejerse irán de la mano de decisiones marcadas por las ansias de libertad, la urgencia en sobrevivir, las dificultades en la puesta en práctica del internacionalismo, el borramiento de las fronteras y la incertidumbre vinculada al modo de habitar.

[1] Öcalan, A.  (2013). Liberar la vida:  la revolución de las  mujeres,  Colonia, International Initiative Edition.
[2] Öcalan, A.  (2012). Confederalismo democrático. International Initiative Edition. Disponible en: https://www.freeocalan.org/wp-content/uploads/2012/09/Confederalismo-Democr%C3%A1tico.pdf
[3] El pueblo kurdo es apátrida. En la actualidad se compone de alrededor de 30 millones de personas repartidas entre Turquía, Siria, Irak e Irán. Muchas familias se encuentran desplazadas en campos de refugiados o han huido a países de la Unión Europea en búsqueda de una mayor seguridad y estabilidad. Sin embargo, Erdoğan (presidente de Turquía) se ha encargado de perseguir, encarcelar y asesinar a los referentes kurdos como fue el caso de Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Şaylemez asesinadas en París en el 2013.
[4] Lxs kurdos son víctimas de un genocidio silencioso. Ejemplo de ello son las 40.000 muertes de personas (en su mayoría civiles) durante el conflicto kurdo – turco (1984 – 1999). En la actualidad, el hostigamiento de Turquía continúa con bombardeos de baja escala, pero rutinarios en las zonas donde se encuentra la resistencia.
[5] Bey, H. (2014). Zona Temporalmente Autónoma (TAZ). Enclave: Madrid, España.
[6] En el año 2021, 426 millones de niñxs vivían en zonas de conflicto. 160 millones en zonas de alta intensidad de conflicto los cuales tenían un 30% menos de probabilidades de completar la educación primaria y un 50% de finalizar la secundaria (UNESCO).
Ursula SROV Capital
Categoría: Internacional
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* Frase acuñada por el lingüista polaco Alfred Korzybski en Science and Sanity (1933).