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La bomba verde

El hidrógeno (H) es un elemento de número atómico 1, que se caracteriza por ser ligero, abundante y, combinado con el oxígeno, forma el agua (H2O). Se utiliza en la industria química como combustible (RAE, 2021). Cuando se habla de hidrógeno es probable que venga a nuestra memoria la bomba de gran poder producida por la fusión de los núcleos de los isótopos de este elemento combinado con deuterio y tritio con las conocidas consecuencias producidas. Consecuencias que aún siguen dando coletazos en la salud socioambiental y que han marcado a fuego la memoria de la humanidad. 

En los últimos tiempos ha circulado información sobre el convenio entre la Argentina (presidida por Alberto Fernández) y la empresa multinacional australiana Fortescue la cual invertirá 8.400 millones de dólares para la producción del hidrógeno verde en el país. Sin embargo, poco (o nada) se ha dicho sobre las consecuencias socioambientales y la letra chica de estos acuerdos millonarios que empresas como Fortescue ofrecen a países en crisis. 

Primer punto de análisis: cambiar la fuente de energía no significa que los niveles de consumo eléctrico se reduzcan y tampoco considera el impacto sobre las poblaciones cuando se venden este tipo de iniciativas como sustentables y mejores para la salud del territorio. Es un modo de reemplazar el viejo crecimiento de las naturoculturas más habitables con las políticas presupuestarias de carbono de todas las formas de vida en la tierra basadas en el agua (Haraway, [2003]2017:5).

En definitiva, significa persistir en el error de considerar que el único modo de producir energía es generando un entorno inhabitable e hidrocida.  

Hidrógeno verde ¿solución en un mundo en vías de extinción o maquillaje extractivista?

El llamado hidrógeno verde se presenta como una solución para la generación de energía debido a que no utiliza combustibles fósiles. Para producirlo se extrae H del agua mediante un proceso llamado electrólisis, el cual divide la molécula de agua en sus dos elementos constituyentes. Se clasifica como verde debido a que las fuentes desde donde se realiza este proceso provienen de la energía eólica, solar o hidráulica (e. renovables). Transportar este gas implica el uso de tuberías especiales (debido a su tamaño) que lo presurizan o enfrían.  

Impulsar estas nuevas tecnologías se vincula al hecho que los combustibles fósiles muestran signos de agotamiento. Según la Agencia Internacional de Energía (en Salgado y Scandizzo 2021), el máximo de extracción de petróleo convencional a nivel global se habría alcanzado en el año 2006. 

La producción de hidrogeno verde es una pugna por el derecho al agua. Según el informe  Water Resource Considerations for the Hydrogen Economy – Consideraciones sobre los recursos hídricos para la economía del hidrógeno (2020), la producción de hidrógeno verde puede requerir hasta nueve kilos de agua de alta pureza por kilo de hidrógeno.  Para Joana Cabello la producción de “hidrógeno verde” se ha convertido hoy en día en una justificación más por la cual poderosos intereses comerciales aceleran la construcción de infraestructura de energía renovable a gran escala. Los destructivos impactos en las comunidades y los espacios vitales destruidos por la construcción de esta infraestructura permanecen en gran medida ocultos (2021).

Gobiernos como los de Canadá, China, Alemania, Japón, Noruega, Portugal, Estados Unidos, Reino Unido, Holanda, Australia están desarrollando proyectos de este tipo los cuales no sólo comprometen el agua sino también afectan de modo directo las condiciones socioambientales de poblaciones y ecosistemas. 

En la actualidad, se producen en el mundo más de 70 millones de toneladas de hidrógeno al año, que se usa en la producción de amoniaco para fertilizantes y ciertos procesos industriales (petroquímicas y refinación del petróleo). Potenciarlo como vector energético intenta contener una parte de la demanda que actualmente cubren los combustibles fósiles: usos residenciales e industriales, generación de electricidad y movilidad en vehículos difíciles de electrificar como camiones, barcos y aviones (Salgado y Scandizzo 2021). 

El Hydrogen Council (organismo formado por empresas del sector energético) aspira a que en el 2050 el hidrógeno verde llegue a cubrir un 18% de las demandas totales de energía superando el porcentaje que cubre en la actualidad el conjunto de energías primarias no fósiles: nuclear, hidroeléctrica, renovables (IEE, 2021). 

Según el informe Fraunhofer la Patagonia argentina es probablemente la región del mundo donde se puede alcanzar la mayor escala de producción de hidrógeno verde. Por debajo de la 40ª latitud sur, es la única tierra firme del planeta, donde los sistemas meteorológicos alcanzan el continente, generando los recursos de energía eólica más potentes, fiables y constantes del mundo, mientras que las mayores cantidades de agua están disponibles fluyendo desde la cordillera de “Los Andes” hasta el Océano Atlántico cada día con muy poca intervención humana (IEE, 2021: 102). Tal vez se deba a ello que veamos a un sonriente Andrew Forrest estrechando la mano de Alberto Fernández en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. 

La Patagonia se convierte en un espacio de disputa: por el agua y por la tierra. Esto significa que las empresas foráneas se frotan las manos frente a la flexibilidad en la entrega de recursos naturales, expulsión de la población local y vía libre para la explotación de recursos que poseen muy poca intervención humana (IEE, 2021: 102). Proyectos de este tipo son denunciados hace tiempo por diferentes movimientos como el Movimiento de Mujeres Indígenas por El Buen Vivir, la Asamblea el Algarrobo, entre otros.  

El hidrógeno verde es ofrecido no sólo como combustible sino también como un complemento de las energías renovables. (El hidrógeno verde) es una alternativa renovable a todos aquellos usos energéticos que no se pueden electrificar y que dependen aún de los combustibles fósiles, sobre todo en el ámbito industrial (Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno, 2020). 

Las dificultades que presentan este tipo de proyectos pueden resumirse en los siguientes puntos: 

  1. Almacenamiento y transporte.  El hidrógeno a temperatura y presión ambiente se encuentra en estado gaseoso, lo que permite almacenarlo en tanques de alta presión. Previo a ello, necesita ser comprimido, proceso que insume mucha energía (200 o 300 atmósferas).  Otra opción es la licuefacción, proceso que requiere casi el 30% de la energía almacenada en hidrógeno. 

Una tercera posibilidad es su almacenamiento en reservorios naturales a baja presión. Sin embargo, Heinemann y cols. (2021) advierten que esta opción requiere de estrategias que evalúen y predigan con precisión el impacto del almacenamiento estacional de hidrógeno. Estas predicciones pueden abrir el camino hacia la toma de decisiones informadas con respecto a las estrategias operativas para garantizar la implementación segura y eficiente. 

Por último, el uso de hidrógeno domiciliario (mezclado con gas natural) requiere aumentar su consumo para garantizar la presión de alimentación del gas. Por lo tanto, aumentaría el valor. 

  1. Fugas. El hidrógeno es promocionado como un combustible limpio. Sin embargo, se desconoce el impacto de su fuga en la capa de ozono (Science, 2003). 
  2. Remplazo de combustibles fósiles. El hidrógeno verde podría ser para algunas empresas una estrategia de lavado verde que les permitiría continuar con el negocio de gas y petróleo. Así como el hidrógeno verde es promocionado como el combustible del futuro, el gas es promocionado como el combustible de la transición. Para esas empresas, el hidrógeno (sin distinción de colores) no supone un riesgo serio para el gas natural; al contrario: es considerado un aliado estratégico, al menos en el corto y mediano plazo (Salgado y Scandizzo 2021: 9).

Los problemas de la crisis energética hacen necesaria una organización de lxs trabajadorxs y la comunidad para priorizar una existencia sana, sustentable, basada en la cooperación/acción que implica conocer el trabajo de empresas como Fortescue en el resto del mundo, las restricciones de otros territorios frente a esta nueva salvación energética y los riesgos de su avance. 

Antecedentes territoriales

La crisis climática y necesidad de un consumo de energía cada vez mayor no hace a la Argentina una excepción en la búsqueda de nuevos modos de producir electricidad. A continuación, se presenta un breve panorama sobre iniciativas de este tipo en otros territorios. 

Estados Unidos: El uso del agua como materia prima de hidrógeno se encontrará con regímenes que difieren, según la jurisdicción involucrada, vonculados a los sitios donde se ubicarán las instalaciones de producción de hidrógeno.

Australia: La utilización del agua para la producción de hidrógeno afectará tanto a la agricultura como a las comunidades costeras que podrían albergar infraestructura de exportación de hidrógeno. El problema del agua en el continente australiano y su regulación generan riesgos adicionales para la producción de este tipo de energía. 

Reino Unido: los costos de usar agua para producir hidrógeno doméstico se compararán con los costos de importar hidrógeno. El hidrógeno importando no significa necesariamente un abaratamiento del valor para las personas que lo consumen. 

África: El proyecto Gran Inga fue una construcción de represas en serie situadas en la parte baja del Río Congo (segundo río más largo de África). La construcción se realizó en tres fases: Inga 1 (1972), Inga 2 (1982) e Inga 3 cuyo sitio elegido son las cataratas más grandes del mundo. Las personas que viven en la zona carecen en su mayoría (90%) de acceso a la red eléctrica. 

Durante las etapas Inga 1 -2 se desplazaron y reubicaron en campamentos las comunidades que allí habitaban. No hubo ningún tipo de compensación económica. Hasta el día de hoy existen personas viviendo en el campamento Kinshasa sin servicios básicos. 

Inga 3 producirá el deterioro de los sistemas de agua dulce de la Rep. Democrática del Congo. La construcción de la represa significa inundar el valle del Bundi, sitio que alberga biodiversidad y patrimonio cultural. Otro coletazo del proyecto será la superpoblación de vectores como el mosquito producto de la acumulación de agua que afectan la salud de la población. 37.000 personas serían desplazadas debido a las emisiones de metano de la represa. En junio del 2021 la empresa Fortescue quedó a cargo de la dirección del proyecto. Misma que anunció la producción del hidrógeno verde en la Argentina (Cabello, 2021).

¿Para quién/es se producirá el hidrógeno verde

La posibilidad de ser envasado y exportado marca el destinatario final. Países de norte global serán los beneficiarios directos de lo producido en el Sur global. Esto es debido a que no reúnen las condiciones en cuanto a la disponibilidad de recursos naturales (agua, viento, radiación solar) y que tampoco quieren asumir los costos ambientales/sociales que suponen la instalación de plantas industriales para la producción del hidrógeno verde (Salgado y Scandizzo 2021). 

El mapa se divide entonces en países productores (como la Argentina) y países destinatarios de esta. En los primeros se producirá una profundización del modelo extractivista y la consecuente ocupación de territorios para su implementación. Territorios que se encuentran actualmente en conflicto y donde a las administraciones provincial y nacional no les tiembla el pulso para meter bala cuando las personas que habitan allí deciden defenderlo. Plomo y terricidio. 

Los discursos (tanto de las empresas como de los gobiernos) omiten estratégicamente hablar del agua necesaria para la producción de hidrógeno verde. Recurso indispensable para la vida y en emergencia en la Argentina. 

El proyecto de hidrógeno verde no tiene por objetivo descarbonizar la economía sino construir una industria para venderlo a otros países. Ganancia para unxs pocxs.

Pensar en una transición energética en un planeta agotado y enfermo es necesario. Pero no puede hacerse al margen de lxs trabajadorxs, las comunidades y biodiversidad. Ver la energía como una mercancía es sumamente peligroso para el presente y futuro. Tampoco pude responder a objetivos rentistas que ni siquiera consideren la salida del uso de combustibles fósiles. 

No existen las soluciones mágicas. Un auto eléctrico, por ejemplo, demanda tres veces más cobre que un auto de combustión interna. En este punto el discurso verde de políticos se desmorona. 

La transición energética necesita de manera perentoria considerar el territorio, la salud, sus habitantes y la biodiversidad. Por lo tanto, la horizontalidad, el rol de los lazos comunitarios y la tracción a sangre de lxs trabajadorxs es crucial en la defensa del buen vivir. 

Referencias

Cabello, J. (2021). Energías renovables e “hidrógeno verde”: ¿Un nuevo rostro de la destrucción? Tierra Viva Agencia de noticias. Recuperado de: https://agenciatierraviva.com.ar/energias-renovables-e-hidrogeno-verde-un-nuevo-rostro-de-la-destruccion/?fbclid=IwAR2Fjwo7sGAa6mrz0FZUHz5ueCVnru7ufFiM6MfL8DKc18PG42Yj8L1w_UQ

Haraway, D. ([2003]2017). Manifiesto de las especies de compañía: Perros, gentes y otredad significativa. Bocavulvaria Ediciones: Córdoba, Argentina. 

Heinemann, et. al (2021). Enabling large-scale hydrogen storage in porous media – the scientific challenges. Energy & environmental sciences, 2. Recuperado de: https://doi.org/10.1039/D0EE03536J 

Instituto Fraunhofer de Economía de la Energía y Tecnología de Sistemas Energéticos, IEE (2021). Estudio sobre la Producción de Hidrógeno Verde en la Provincia de Río Negro. Informe. Recuperado de: https://tinyurl.com/863tpfd 

JDSUPRA (2020). Water Resource Considerations for the Hydrogen Economy. Recuperado de: https://www.jdsupra.com/legalnews/water-resource-considerations-for-the-84603/ 

La Vanguardia (11.06.2020). El hidrógeno verde, el combustible que está cada vez más cerca. Recuperado de:https://www.lavanguardia.com/economia/20200611/481706664731/hidrogeno-verde-combustible-futuro-energia-coches-renovables.html 

Real Academia Española. Diccionario Online. Recuperado de: https://dle.rae.es/hidr%C3%B3geno 

Salgado, L. y Scandizzo, H. (2021) ¿Humo verde? Notas y comentarios sobre la promoción del hidrógeno como vector energético (y los negocios en tiempos de transición). Observatorio Petrolero Sur. Recuperado de: https://opsur.org.ar/wp-content/uploads/2021/11/Hidrogeno-Verde-informe-final.pdf  

Tromp, et.al (2003). Potential Environmental Impact of a Hydrogen Economy on the Stratosphere. Science, 300 (5626), pp. 1740-1742. 

ursula – SROV Capital
Categoría: Ambiente
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